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PADRES EN SEPARACIÓN… ¡TOMAR NOTA!

  • linkfamily
  • 4 may 2016
  • 2 Min. de lectura

Para nuestros hijos es bastante difícil digerir el proceso de separación de sus padres, es por eso que te traemos unas sugerencias que pueden ser de mucha ayuda para mantener una mentalidad sana y puedan procesar de una mejor manera esta situación.


  • Es fundamental que los padres sepan desvincular sus problemas como adultos de las necesidades de sus hijos ante una separación. Es decir, independientemente de nuestras diferencias personales, hemos de ser capaces de consensuar un proyecto educativo común. Los niños deben percibir complicidad y compromiso incondicional de sus progenitores hacia ellos aunque ya no vivan juntos.

  • Una de las peores situaciones que se puede producir es que uno de los padres intente manipular al hijo en contra del otro .También que alguno de ellos le colme de regalos o juguetes para ganar su afecto. El afecto de los hijos sólo se gana dedicándoles tiempo, comprensión y afecto incondicional, nunca con bienes materiales exclusivamente.

  • Evidentemente deberemos evitar cualquier discusión delante de ellos y crear más angustia. Explicar (adecuándolo a su edad) la decisión tomada y que, en todo caso, ellos van a seguir disponiendo incondicionalmente de sus padres. Evitar excesivos detalles de las causas de la misma. Procurar también que los hijos no se sientan en una u otra medida culpables de la situación.

  • No caer en el error de utilizar al niño como mensajero o espía de lo que sucede en casa del otro progenitor.

  • Ambas figuras paternas son importantes para el niño. La madre, pero, es la principal figura de vinculación, especialmente hasta los 5 o 6 años. Por tanto, es muy arriesgada, una separación maternal traumática (aunque sea temporal) y sólo debería contemplarse en casos extremos de evidente incompetencia o enfermedad física o mental de la madre.

  • la separación en los hijos, especialmente en los más pequeños, produce una pérdida de los referentes principales que los mantienen seguros delante el mundo exterior. Su forma de reaccionar, según edad, puede pasar de un incremento de miedos, inseguridad y baja autoestima a manifestaciones de tipo conductual. La forma, pues, de combatirlo es precisamente reforzando la vinculación afectiva. Una forma de hacerlo es mantener unos espacios comunes en los momentos de transición de un hogar al otro. Por ejemplo, es habitual que la madre deje al niño por la mañana en la escuela y por la tarde lo recoge el padre

  • Otro de los problemas que suelen surgir es el papel de las nuevas parejas de los respectivos padres. Estas figuras pueden establecer también vínculos afectivos con los hijos de sus parejas pero también ser una fuente de problemas si cuestionan algunos de los principios educativos establecidos por los padres. En todo caso no podemos imponer la aceptación de nuestra nueva pareja a los hijos y forzar un nuevo padre o madre. No obstante, la vinculación afectiva hacia unos u otros dependerá de los recursos que cada uno dediquen al niño y así lo perciba.


 
 
 

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